Podría titular “donde esta el piloto” porque la sensación es que vamos a la deriva, no hay ni piloto real, ni automático. ¿Dónde está el Presidente de Colombia? ¿Dónde hay una cabeza enfrentando la violencia de Arauca, Norte de Santander, Chocó, Cauca, Nariño, por nombrar “algunos” lugares de caos continuo y diario? ¿Dónde esta Duque? ¿no tienen acaso una sensación muy arraigada de orfandad gubernamental? ¿Esto, quien lo maneja? ¿Duque se volvió invisible? ¿Su temor está tan arraigado que prefiere esconderse?

Iván Duque aprendió a “enfrentar” las crisis en forma reiterativa. Repite el modelo religiosamente, lo que genera frustración y hasta compasión. ¡Pobre hombre!, no tiene mas respuestas. Su incapacidad para enfrentar problemas es absoluta. Por adelantado se podrían escribir las soluciones duquistas. Primera: “Ofrecemos recompensa de tanto…”. El gobierno nacional pareciera que tiene un Banco lleno de dinero para ofrecer gratificaciones. (¿Será el acumulado de las falsas “ayudas” bancarias en pandemia?). Y son de varias categorías: de quinta, de tercera o de primera. El monto determina que tan delicada o grave es la tragedia. La tabla que tienen Duque y su Ministro Molano es implacable. De cuánto es la recompensa y mida la gravedad del asunto. (Pero ¿las pagan?) Segunda respuesta: responsables el narcotráfico y disidencias por lo tanto no hay mejoras. Añadieron ahora otra respuesta cliché: Venezuela. Con la paradoja que primero se va Duque que Maduro atornillado en su silla presidencial. Entonces en Colombia ya se sabe quienes son los responsables pero no hay nada por hacer. Escóndanse, desplácense, ustedes hagan algo. Gobierno solo responde con montos de recompensa y explicaciones evasivas.

Y tercera modalidad de Duque: todos los organismos internacionales nos “miran” mal, están amañados, nos persiguen. Los procesos de paz son perfectos, los líderes asesinados una fatal coincidencia, el hambre es imaginación, los abusos de la policía exageraciones… estamos viviendo muy bien.  El hambre es un invento extranjero para hacernos daño porque nada de lo investigado es verdad. El ministro de Agricultura, impávido, no se pellizca a pesar de que argumentaron que  podemos llegar a estar al nivel de Haití y Etiopía en este 2022. Lo importante es refutar y seguir metiendo la cabeza al hueco para desconocer la realidad. El gobierno invisible de Duque no se deja evaluar. La negación, cual mentalidad infantil, es su manera de enfrentar el conflicto. Si no existe el problema, no hay desgaste y claro, no puede haber solución. Pero, qué paradoja, no hay problema pero ofrecen recompensa para quien denuncie a los que causan el problema que sólo existe para los organismos internacionales pero no para Colombia. 

El hambre hace estragos en un ser humano y unido al desarraigo acaba con la estabilidad emocional.  Dos problemas reales y constantes de Colombia a los cuales se les ofrece recompensa o se los minimiza. El hambre y la pobreza generan resentimiento y rencor. Con un estómago vacío no se piensa. Solo existe lo visceral y nada mas… ni siquiera importan las consecuencias. El hambre iguala con las bestias… pero es mejor defenderse que enfrentarlo. Lo único realmente esperanzador: “solo” faltan 188 días, 25 semanas o  6 meses…

Gloria H. @GloriaHRevolturas

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Foto de Alexandr Podvalny en Pexels

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